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Una carta para la niña que fui y la mujer que soy hoy.

A mi niña de 7 años:

Me hubiera gustado que supieras que no, el tamaño de tus muslos nunca fueron el problema. El problema estaba en los adultos que tenían una fijación en la estética del cuerpo.

Me hubiera gustado que en las interminables pláticas de aspecto físico que había entre los adultos te hubieras levantado de tu asiento o te hubieras tapado los oídos para no escuchar nada de lo que hablaban.

Me hubiera gustado que jamás jugaras con muñecas Barbie o al menos que alguien te hubiera dicho que no existe una mujer en todo el planeta que luzca así y tú tampoco lo ibas a hacer y está completamente bien. No tenías que anhelar ser una.

A mi adolescente de 16 años:

Me hubiera gustado que ese día que compraste la revista de moda que traía en su interior una dieta de 500 calorías el supermercado hubiera estado cerrado y así jamás haberte enterado de la existencia de ella, pero ¿sabes que me hubiera gustado aún más? que jamás hicieras esa dieta mortal.

También te confieso que me hubiera encantado que jamás abrieras una cuenta de Instagram y así serías libre de la constante presión que se vive en la web, ese mundo irreal que sobrevalora lo estético todo el tiempo, donde un like define quién eres.

Pero el hubiera no existe… y te tocó vivir todo esto.

Así que le digo a la mujer que hoy eres:

¿Recuerdas cuando eras niña y no contabas gramos, calorías ni te cuestionabas si ibas a subir de peso o no? Sólo comías, te sentías saciada y te levantabas a seguir jugando. ¿Recuerdas que no hacías ejercicio como castigo sino meramente porque lo disfrutabas?

¿No extrañas esa libertad? Respira, sé que muchas veces anhelas vivir en otro planeta, es difícil aceptar que el mundo que te tocó está roto y que aunque ya creciste siguen habiendo estereotipos inalcanzables. Sé que hay una presión constante por todos lados, pero quiero recordarte que no necesitas amoldarte a ellos.

¡Renueva tu mente! No necesitas tener un cuerpo perfecto para sentirte amada. Eres más que tu cuerpo y créeme que tu exterior no es lo más valioso que tienes. Perdona a quien necesites perdonar, todo puede ser hecho nuevo.  No te refugies en tu peso, a lo largo de los años va a cambiar, ¿y sabes qué? es completamente normal. No te enganches con lo que es temporal, no prefieras lo vano sobre lo que es realmente importante como todos los demás.

No trabajes tan duro en tu belleza externa, sino en la belleza interna, la que no se desvanece.

 

P.L.N Nathalia López Buerón