Cuando pensamos en ejercicio, lo primero que piensa la mayoría de las personas suele ser “quemar calorías” o “bajar de peso”. Pero la realidad es que moverse no debería ser una obligación ni un medio para alcanzar un “cuerpo ideal”. El ejercicio es mucho más que eso y, si aprendemos a verlo como una forma de cuidar nuestro cuerpo y sentirnos bien, puede tener un impacto muy positivo en nuestra salud mental y física. Aquí te vamos a decir cómo el ejercicio puede ser un aliado para tu cuerpo y cómo construir una relación sana con él.Primero, aclaremos algo: el ejercicio no es solo para vernos bien. Más allá de la apariencia, existen muchos beneficios que probablemente no te imaginas. Puede fortalecer tus huesos y músculos, hacer actividades como caminar, levantar pesas o incluso bailar ayudan a mantener tus huesos fuertes y previenen problemas como osteoporosis. Mejora tu circulación, ya que cuando te mueves tu corazón late más rápido y ayuda a que la sangre circule mejor y lleva oxígeno a todo tu cuerpo. Aumenta tu energía, puede sonar un poco contradictorio, pero si te sientes cansado una caminata corta o una actividad física ligera puede hacerte sentir más despierto y menos agotado. Regula el sistema digestivo, este evita el estreñimiento ya que al moverse hace que tu tracto digestivo funcione de manera más eficiente, puedes hacer una pequeña caminata después de comer. Mejora tu postura, muchas veces las personas que están sentadas muchas horas al día tienden a desarrollar problemas en la postura y dolores de espalda, realizar ejercicios que fortalezcan el abdomen y la zona lumbar ayuda a mantener una mejor postura y evitar molestias. Mejora la calidad del sueño, ¿no te ha pasado que después de tener un día muy activo duermes mejor? El ejercicio te ayuda a regular el sueño y tener un descanso más profundo y reparador.Pero ahora nos hacemos una pregunta muy importante, ¿qué pasa cuando el ejercicio deja de ser saludable y se convierte en una obsesión? Especialmente en personas que sufren de un TCA, el ejercicio puede usarse como un medio para castigar al cuerpo o compensar lo que comemos. Por eso es importante reflexionar sobre nuestra relación con el movimiento.
A continuación, te queremos proponer que realices este cuestionario para ver si tienes una relación saludable con el ejercicio. Sé honesto contigo mismo.Si alguna de las preguntas anteriores te hizo dudar o te diste cuenta que el ejercicio se ha convertido en una obligación para ti, no te preocupes, algunas ideas para empezar a disfrutarlo son, elige lo que te gusta, busca algo que realmente disfrutes. Prueba cosas nuevas, no tengas miedo a experimentar y hay muchas formas de moverse. No te obsesiones con los números, deja de contar calorías que quemas y el tiempo exacto, enfócate en cómo te hace sentir. Permítete ser flexible, si un día no puedes hacer ejercicio porque tienes mucho trabajo, porque estás cansado o simplemente no te sientes con ánimos, no pasa nada. Escucha a tu cuerpo y dale el descanso que necesita.Acuérdate que el ejercicio debe ser algo que disfrutes y no una forma de castigarte o compensar lo que comes. Es un momento para reconectar con tu cuerpo, para moverlo de manera que se sienta bien y te llene de energía. Y si un día no puedes moverte porque tuviste una semana pesada, porque no te sientes bien o simplemente necesitas un descanso, no pasa nada. No debes sentir culpa ni presión.Lo más importante es crear una rutina que te haga sentir bien, que disfrutes y que no se convierta en una carga. Porque al final del día, el ejercicio no se trata de cambiar tu cuerpo, sino de cuidar de él de manera integral. ¡Muévete porque quieres, no porque sientas que tienes que hacerlo!
FUNDACIÓN APTA
P.L.N Mariana Simón Ruede